Aun cuando es la madre de todas las virtudes, en Chilito, lejos de considerar a la disciplina como una virtud «primaria y fundamental», tendemos a asociarla con represión, carencia de creatividad e imposición brutal de reglamentos. Pero resulta que la disciplina es la que hace a los genios, a los exitosos, a los que obtienen medallas olímpicas o campeonatos mundiales, a quienes terminan lo que empiezan.
La carreta delante de los bueyes
Aunque para algunos “progresistas” y “laissez faire” sea como un ají en el culo creo que debemos reivindicar a la más fundamental de todas las virtudes, único cimiento sobre el cual las demás virtudes pueden llegar a apoyarse y desarrollarse: la disciplina. Y es que en nuestra delirante comarca es sin duda la más desconocida y menos practicada de las virtudes e incluso ni siquiera considerada como digna de ese nombre.
Según la gallá de la RAE Disciplina sería:
1.- Doctrina, instrucción de una persona, especialmente en lo moral.
2.- Arte, facultad o ciencia.
Ambas variantes apuntan a alguna forma de sistemático rigor para alcanzar o desarrollar una acción moral, una ciencia, un arte o una conducta ordenada. Con similar espíritu Charles Horton Cooley (si no saben quien chucha es, googléenlo) dice: «En lo que toca a la disciplina, la libertad no equivale a su ausencia, sino a un uso de formas más altas y racionales de aquella».
Como el amable lector se dará cuenta tanto las definiciones como el comentario expuesto distan años luz del sentimiento propio de nuestro país respecto a la disciplina; en Chile, lejos de pensarla como una virtud «preliminar», tendemos a considerarla como equivalente de la represión, las sanciones, la marcha a paso de ganso y la imposición brutal de reglamentos al estilo Pink Floyd en “Another brick in the wall”. Más aún, en el discurso pedagógicamente correcto del cual salen los modelos y técnicas educativas que se utilizan para formar académicamente a las sucesivas generaciones de chilensis, la disciplina se malentiende y se le tiende a dar un carácter sospechoso; en verdad, todavía peor, se la suele asociar a la represión de los impulsos, la mutilación de los talentos, la repetición vacía, la memorización y el sometimiento ciego a la autoridad del profe. Nada más lejos de lo que realmente significa la disciplina, en esto, pa’ variar estamos damos palos de ciego.
Houston… tenemos un problema
Como era de esperarse, nuestros unineuronales líderes y autoridades también ha hecho lo suyo para enterrar y desconocer a la disciplina como piedra angular en todo proceso educativo, de crecimiento personal y de vida, prueba de ello es que en los últimos años se han dedicado a inventar modelos educativos que son verdaderos mamarrachos plagados de conceptos al peo, pero que suenan bonito, como la «formación de personas autónomas», el «pensamiento creativo» y el «aprender a pensar», pura mierda ambigua y sin contenido!!!.
El resultado de semejante papilla de superficialidades, todas producto de una laxa concepción de la pedagogía, ha sido, es y seguirá siendo un colosal fracaso. Todo esto no ha hecho sino poner en -aparentemente- legítimos términos la habitual y nociva práctica del facilismo, de ese estilo de mal-hacer o medio-hacer que opera en todos los ámbitos de nuestra sociedad y por tanto, en verdad, no requeriría ninguna doctrina para estimularla.
Podemos palpar todos los días que el abandono de las disciplinas escolares clásicas no ha producido generaciones de alumnos más creativos y diligentes, sino aún más ignorantes y perezosos que sus antecesores. La única capacidad desarrollándose entre los jovenzuelos de hoy es la de aburrirse, frustrarse y violentarse. Los escolares e incluso universitarios no han aprendido a pensar por el hecho que no se les formó ni siquiera para memorizar; esto último, mal que mal, es un vigorizante ejercicio del intelecto, uno que se encuentra siempre en la biografía de cada eminencia, pero actualmente ha sido dejado de lado en beneficio de una letanía sin significado ni teórico ni práctico llamada «aprender a aprender». Aprender a aprender? Qué mierda es eso??? Se los traduzco: la capacidad de recordar en qué página de Internet se encuentra el tema que en realidad no se ha aprendido para entonces hacer un «copy», luego un «paste» y después un «print».
Método, rigor, capacidad
Al contrario de lo que muchos weones flojos creen, la capacidad de pensar, crear y actuar con excelencia surgen, no de un estado de relajado y caprichoso «let it be» supuestamente creativo, sino de un tenso esfuerzo y concentración operando sobre años de adiestramiento y memorización de los fundamentos de la ciencia o arte en cuestión, de doloroso desarrollo de la musculatura mental y/o física sobre la base de ejercitaciones y adiestramiento; en suma, de severa disciplina.
A fin de cuentas, entonces, la disciplina, esto es, la costumbre sistemática y ya casi automática de orientarse hacia un objeto, es la base de todo logro intelectual, social y por cierto deportivo. No hay actividad que no requiera un método y la capacidad de seguir un método se llama disciplina. De ello se desprende que lejos de ser una subordinación exterior y mecánica, la disciplina refleja un ordenamiento interior del alma, una disposición a usar ordenada y perseverantemente las facultades del cuerpo y el cerebro. La disciplina es la que hace a los exitosos.
Al contrario, en cambio, abundan por estos lados los individuos dotados de cierto talento que nunca dieron el 100%, literalmente pasmados antes de madurar debido a la indisciplina. Este país está lleno de escritores que no escribieron, pero declaran que «hubieran sido mucho mejores que Cortázar», de peloteros que nunca salieron de la cancha de tierra, pero juran que «hubieran sido mejores que Zamorano”. Más aún, el país está a medio camino en todo porque el promedio de su ciudadanía opera de esa manera, indisciplinadamente; por la misma razón somos un pueblo agrio y agresivo pues, amén de la mediocre vida que apenas nos permite ese modo de funcionar, cada quien siente dentro de sí energías y talentos desperdiciados, impulsos pasmados y abortados, ambiciones fallidas. Y eso duele y sangra hasta el final de nuestros días.
Saludos.
V