Semana Santa: entre la TV y los huevitos de chocolate

Que maravillosa que es la llamada Semana Santa. De verdad siento que por estas fechas la gallá hasta se pone más buena, más caritativa, más penitente. Supongo que debe ser por esas películas de Jesús que pasan todos los putos días en la TV abierta una y otra vez, a toda hora, sagradamente como todos los años.

Viéndolas por enésima vez, volvemos a vibrar y nos emocionamos con los milagros de ese Jesús con pinta de modelo, de ojos azules y expresión distante; puteamos a Pedro por haberlo negado tres veces y a Judas Iscariote por haberlo vendido a cambio de unas monedas (Ud sabe, así es el mercado); odiamos a la manada de giles que grita “Barrabás, Barrabás!” y a esos malditos fariseos que eran como los UDI de la antigüedad. Después viene la crucifixión, esta nos impacta con el aporreo y la sacada de cresta que se lleva Jesús, el cual gracias a Mel Gibson podemos ver explícitamente, con harta sangre, a todo color, y hasta en HD. Luego el entierro, y por último la resurrección que nos hace quedarnos con la mirada clavada en la pantalla y los ojos llorosos.

Tal vez es por semejante nivel de recogimiento espiritual, que tanto fervoroso feligrés sale de santiago este fin de semana largo con rumbo a la playa, el campo o la cordillera: para reflexionar junto a sus seres queridos, haciendo penitencia dándose un festín de pescados y mariscos junto con litros de algún licor que haga más llevadero semejante recogimiento moral y espiritual.

Esto no deja duda alguna respecto de lo practicante y consecuente que demuestra ser el shileno respecto de su fe, y su religión… el clásico “católico a mi manera”

Sin embargo, como he visto por ahí, hoy en día se estila ser agnóstico porque es más “ondero”. Yo también me he declarado ateo no pocas veces, y me he enfrascado en aquellas discusiones religiosas con grandiosos, inteligentes y elaborados argumentos del tipo: “no creo en Dios, porque si Dios existiera no habría tanta hambre ni miseria ni guerras en el mundo, y no se morirían tantos niños en África”, etc., etc. Pero según la FAO (Organización de la ONU para la Agricultura y la Alimentación), el mundo produce comida para 12 mil millones de personas al año, y somos apenas 6 mil millones. Es decir que Diosito nos bendice con el doble de la comida que necesitamos. El problema es que la distribución y los precios están en manos del mercado y de la Bolsa de Materias Primas de Chicago, o sea, en manos del Diablo como diría un comunacho. Así que no le echemos la culpa de todo a Dios. Además, ser anti-mercado, anti-capitalismo y anti-imperialista también solo una pose “ondera”, porque quienes vociferan en esta pará suelen ser mandriles que con cuea conocen el SII.

Volviendo al tema, decía que Semana Santa es un periodo de recogimiento y reflexión muy bonito. La gallá se esfuerza tratando de no decir garabatos, deambulan por las calles con expresión reflexiva y casi penitente, y el viernes, por supuesto, no comen carne. No hay problema en ser el hijo de puta más grande sobre la tierra, un maldito estafador, adúltero y mentiroso durante todo el año, pero el viernes santo no comen carne, porque es pecado. Me pregunto si la montonera de curas actualmente acusados por abusos sexuales a menores de edad se abstendrán también de comer carne el viernes santo. Yo creo que sí, al fin y al cabo les quedan los otros 364 días para saciar sus perversiones y chantajear con la fe y la doctrina de la “santa” iglesia católica a sus víctimas.

El sábado seguimos mirando más películas de Jesús y Noé y Moisés -a esas alturas ya da lo mismo quien chucha sea, porque total todos usan túnica y barba-. Los que tienen guata firme podrán ver La Pasión de Cristo entre el cable y la TV abierta unas 2 o 3 veces por día, dependiendo de cuán sádicos sean. Se trata de la versión postmoderna de la vida de Cristo, hecha para una generación acostumbrada a ver sangre en la tele mientras toma tecito, por lo que –al igual que el empresariado shileno- su capacidad para conmoverse ante el dolor ajeno es muy poca. Mel Gibson no deja a nadie indiferente, y aunque su Jesús no tenga tanta pinta de modelo ni tenga ojos azules. Quien no se haya sentido tocado por este largometraje es un sucio insensible o una vieja de la Fundación Pinochet.

Finalmente llega el domingo y celebramos la resurrección… con huevitos de chocolate.

Más de alguien debe haberse preguntado qué chucha tiene que ver eso con la resurrección de Jesús. Pero ya saben que cada festividad debe implicar la compra de alguna mercancía, así que no pregunten. Nosotros estamos hechos para comprar, no para preguntar por qué. No ven que luego vienen los cuestionamientos y comenzamos a pensar, y eso es peligroso para la sociedad, el stablishment, y el modelo económico.

De todas maneras, me di la paja de buscar en internet el origen de esta tontera de los famosos huevos de pascua, sin llegar a explicaciones del todo satisfactorias. Una explicación era que colonos alemanes exportaron la costumbre a Estados Unidos, quienes, con el tiempo, la adoptaron como propia y la impusieron al resto del mundo como suelen hacerlo con todas sus fiestas, sus empresas, y su política exterior.

Se supone que el huevo es algo así como un símbolo de nacimiento, de la llegada al mundo de una nueva criatura. Pero nosotros no somos pollos ni salimos de un cascarón. De hecho, si esa fuera la razón, y para ser rigurosos, deberíamos usar otro objeto para simbolizar el nacimiento… sólo que en honor a la verdad no sería muy estético ni muy elegante, sobretodo por el fuerte olor del marisco.

Pensándolo bien, mejor nos quedamos con los huevitos de chocolate.

Saludos.

V

6 respuestas to “Semana Santa: entre la TV y los huevitos de chocolate”

  1. Aly Says:

    Nada mas decir que ha sido completamente acertada tu columna y tus opiniones, pero mejor aun, amenas.
    Saludos.

  2. Alvaro Jara M. Says:

    La pura y santa verdad. Un gran abrazo.

  3. Sole Says:

    Así es la cosa con la semana santa… Yo todavía no entiendo porque los católicos no pueden recoger su alma mientras trabajan… ¿ah?

    • V for Vendetta Says:

      Porque la idea es comer toneladas de pescados y mariscos, y chupar hasta el borde del coma etílico durante 3 días seguidos, Ud sabe, de no ser así, el «espíritu santo» no aflora en el «católico a mi manera…»

      Saludos.

      V

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